Living in Alaska: Jornadas de Orientación

El viernes 1 de abril salimos de Vigo en un autobús unos veinte becados dirección Santiago de Compostela, hicimos una parada en Pontevedra para recoger a más gente y seguimos con nuestro camino.

Al llegar al hotel lo primero que hicieron fue darnos una bonita identificación-collar/no-sé-como-se-llama-eso con nuestro nombre, la provincia de la que eramos, y el destino: USA o Canada. Además nos dieron una camiseta (¿adivinad? Si, la camiseta era de Zara) y nos quitaron los móviles. Si, nos quitaron los móviles, y a nadie le dio un infarto ni hubo traumas de ningún tipo.
Después de ir a mi habitación y encontrarme a una chica intentando abrir mi puerta y explicarle que se debían haber equivocado porque era poco probable que la hubiesen puesto en el piso de los chicos, y menos probable todavía con un chico, después de eso bajamos todos para que nos hicieran unas fotos ~~porque somos unos divos~~ para la fundación y el periódico.

A esas alturas del día ya había visto a la mitad de becados y solo me sabía un nombre, Pero eso último no iba a cambiar tanto (viva mi memoria de pez).
El resto del día se basó en que nos releyeran las normas de la beca y nos dijeran las 1001 maneras que había de romper una regla y de que nos mandaran para casa (todo se tranquilizó el domingo cuando nos dijeron que de 500 solo habían vuelto unos 7).
En las reuniones estaban Ana María, conocida y venerada por todos, que es la que se encarga de aguantar nuestras dudas durante TODO lo que dure la beca desde que te la dan), estaba también el director de FSL (creo, a lo mejor era el de la FAO) y el resto eran monitoras que trabajaban para alguna de las empresas que nos llevaban y una ex-becada (en realidad no porque fue pagando).

A mi me tocó en el grupo con Raquel(?) que trabaja para CIEE vivió muchos años en USA y Sofía(?) que estuvo en Canada haciendo el High School canadiense (o algo así, la verdad es que los nombres no son mi punto fuerte, recordar cosas en general tampoco (si, me dieron una beca, no me juzguen)).
Hubo un tiempo de Q&A para resolver dudas en el que yo hice la mitad de las preguntas y me hizo sentir muy bien el ver que por fin estaba con gente que entendía mi situación y que tenía las mismas dudas que yo. La verdad es que fue genial.

He de admitir que llegados a ese punto del día yo ya había asumido que era muy probable que me dieran la familia una semana antes de irme, porque al parecer no era nada raro que pasara. A mi lo único que me preocupaba era el no saber el Estado, porque lo que más quería saber de ante mano era el nivel de frío que iba a pasar para irme preparando psicológicamente. La sorpresa vendría más adelante.

El sábado tuvimos lo que yo llamo una clase de ética de las buenas, pero que duró todo el día con descansos de 15 minutos más el tiempo que teníamos para comer. El propósito era prepararnos para cualquier situación que nos pudiese ocurrir en el instituto o con nuestra host family. La conclusión del día: si no te gusta, lo respetas, y si no puedes cambiarlo, aprendes a vivir con ello. Es la realidad del becado.

El domingo también fue la reunión de los padres, mientras nosotros nos separamos por países y nos explicaron como iba a ser el viaje además de resolver las últimas dudas (esta vez nos habló la "ex-becada", ella fue hace 3 años(?) y nos resolvió las dudas desde el punto de vista de su experiencia).
Los padres tuvieron una reunión en la que les explicaron más o menos lo mismo que a nosotros nos dijeron el viernes al llegar más lo que pone en el manual que "es como una Biblia y nos lo tenemos que leer unas 30 veces antes de irnos"

Tengo que decir que me lo pasé genial en ese hotel, a partir de ahora el NH Collection de Santiago significa algo más para los becados, allí nos conocimos, jugamos al Uno, algunos aprendimos a jugar al Lobo, vimos jugadores de baloncesto que median tres metros y no cabían por el ascensor, los indicadores frikis... y al final nos despedimos pasando good vibes escuchando Hero.
Puede que después de 48 horas juntos teminara confundiendo los nombres de la gente y sin saber cual era su destino, pero puedo decir que todos estábamos allí porque nos lo merecíamos y porque tenemos cosas en común que nos hacen merecedores de la beca.